El 18 de Diciembre del 2007, aproximadamente a las 5:30 PM, sentada frente a mi escritorio de trabajo, recibo una llamada de mi Doctora, una llamada que nunca soñé recibir. Mi doctora me explica, con su acento puertorriqueño (que a veces me cuesta entender), que los niveles en mi sangre de una proteína llamada “alfafetoproteína (AFP)”  salieron alterados. Yo, por su puesto, no podía entender el trabalenguas que acaba de escuchar, así que ella, para hacerlo mas claro, me explica lo pueden indicar los niveles alterados de esta proteína en mi sangre:

 

La AFP es una proteína que normalmente produce el hígado del feto. Esta proteína está presente en el líquido que circunda al feto (líquido amniótico) y llega a la sangre de la madre después de atravesar la placenta. El análisis de sangre de AFP también se denomina examen de suero materno AFP (su sigla en inglés es MSAFP).

 

Los niveles anormales de AFP pueden indicar lo siguiente:

 

  • Defectos de tubo neural abierto (su sigla en inglés es ONTD), como la espina bífida
  • Síndrome de Down
  • Otras anomalías cromosómicas
  • Defectos de la pared abdominal del feto
  • Mellizos (más de un feto produce la proteína)
  • Fecha probable de parto calculada erróneamente, dado que los niveles varían durante el embarazo. 

Al terminar su explicación, no pude evitar que mis ojos se llenaran de lagrimas, tenía un poco más de 3 meses de embarazo y muy emocionada de este nuevo hij@. Mi doctora obviamente se dió cuenta de mi mudes al teléfono y me dijo: “no te preocupes ahora de eso Francys, hay que hacer mas exámenes, este es solo uno y el 60% de las veces se equivoca”. Nada de lo que me pudo decir la doctora en ese momento consoló el remolido de emociones que me invadieron. Le conté a Max, como pude, lo que la doctora me había dicho, pero él no entendió nada, así que le dije: “llámala tú, nose como explicarte”. Los siguientes minutos la pase tratando de disimular, lo mejor que pude mi llanto en la oficina, pero apenas Max y yo salimos un rato de la oficina para hablar del asunto me solté inconsolable.

 

Las siguientes dos semanas fueron una de las más horribles de mi vida, no podía sacarme de la cabeza el hecho de que podía tener un hijo con algún defecto congénito o con el Síndrome de Down. Trate de ocultar esto de mi madre por petición de Max, para no ponerla nerviosa, pero yo no soy así, soy de las que comparte todo con su familia y tragarme esto sola, me harían mucho mas daño. En mi madre encontre una mujer fuerte, que aunque llorando conmigo, me consoló desde la distancia como pudo, y se encomendó a Dios con todas sus esperanzas. 

 

El siguiente paso, recomendado por mi doctora, fue ver a un especialista, un doctor que me haría un ultrasonido con el cual determinaría si era necesario hacer una Amniocentesis  ó no. La cita médica para ver a este doctor me la dieron para el 8 de Enero del 2008! , le pedí a la enfermera que la pusiera mas temprano, pero con corazón de hielo, me dijo que no, que esa era la fecha. «Dios mío», me dije!!! Pero que quieren? Matarme de la angustia?

 

Tres semanas para esto!, no podía esperar tanto, y sumado a la incertidumbre de los resultados, le pedí a Max que fuéramos al consultorio de la doctora y ver esos exámenes con nuestros propios ojos. Hoy día no recuerdo los números, ni los porcentajes, pero recuerdo bien que indicaban ciertas probabilidades de que pudiera tener un hijo con Síndrome de Down, pues los exámenes reflejaban unos niveles como si yo fuera una mujer mayor de 35 años. Después de leer los resultados, Max se sintió mas aliviado, sacó unas cuentas mentales de las estadísticas y me dijo que aun teníamos muchas probabilidades a nuestro favor. Yo, pues, solo lloraba!

 

La misma enfermera que me había entregado los exámenes y que me había dado la cita, me dijo: “Espera los resultados, no te hagas esto a ti misma”.

 

Habrán sido mis lagrimas, pero al siguiente día la enfermera me llama y me dice: “Tu cita fue cambiada para el 31 de Diciembre del 2007!”, me falto poco por tirarle besos por teléfono!, quede muy agradecida por haberse molestado en cambiar mi cita, eso alivio un poco el morral pesado que ya llevaba en la espalda de una larga espera por saber los resultados.

 

Les puedo jurar que llore todos los días durante esas 2 semanas, TODOS LOS DIAS!. Cualquier cosa que me hiciera recordar el momento, imaginar tener un hijo en esas condiciones, alteraba todos mis sentidos. Honestamente pensé en no tenerlo, basándome en todas las complejidades medicas que los niños con Síndrome de Down suelen sufrir. Aquí indico algunas de ellas:

 

  • Alteraciones cardiovasculares
  • Anomalías del tubo digestivo
  • Problemas respiratorios
  • Alteraciones endocrinológicas
  • Problemas de nutrición
  • Alteraciones músculo esqueléticas
  • Alteraciones oftalmológicas
  • Problemas auditivos
  • Alteraciones dentales
  • Alteraciones hematológicas
  • Alteraciones neurológicas

 Me empape sobre todo lo relacionado al tema, leí, leí y leí, hice podcast al respecto y le pedí a todo ser espiritual de esta tierra cercano a mi, que por favor rogara por que todo esto fuera solo un error.

 

El 31 de Diciembre del 2007 finalmente llego!. Bien temprano mi esposo y yo acudimos al médico, entramos a la habitación y me examina una enfermera, ella no dijo absolutamente nada, solo midió al bebe. Midió el tamaño de su fémur, de su cabeza, de sus brazos, de su estomago, de su corazón, sus latinos y registro cuanta cosa se pudo ver allí!.

 

Nerviosos, entramos al consultorio del doctor, quien ya había recibido todas las mediciones y nos dice: “ Yo veo que todos esta NORMAL!”. La palabra normal  no pude asimilarla, yo pensaba: “Qué es para él normal?”. El doctor continuo diciendo que todas las mediciones daban los resultados de un bebe en crecimiento normal y que se encontraba en el promedio de su peso, altura y numero de semanas, y que si yo quería, me podía hacer la prueba de la Amniocentesis, pero era mi decisión, no la suya.

 

Bueno, que puedo decir, el alma me volvió al cuerpo. Max y yo nos miramos, sonreímos y casi al unisimo dijimos: “No queremos la Amniocentesis”. Decidimos no hacerla, por los riesgo que esta puede tener, que aunque son muy bajos, no queríamos tomarlos. Nuestro hij@ podría venir sano y no queríamos que nada se complicara. Quizás si el doctor hubiera indicado algún dato sospechoso, posiblemente hubiéramos tomado la decisión de hacerla, pero de igual forma ya en nuestro corazón habíamos decidido tenerlo.

 

Hoy día me pregunto a mi misma, que hubiera pasado si los exámenes indicara que mi hij@ venia con el Síndrome de Down?, honestamente no se que hubiera hecho. Max luego me confesó (entre lagrimas), que él quería a ese bebe como viniera, y que él estaba dispuesto a criarlo solo, si yo no lo quería. Me eche a reír después de oirlo, me pareció una loca idea, pero llena de mucho amor por su parte, la cual me hizo admirar más aun a este hombre a mi lado.

 

Así que, se podrán imaginar el año nuevo que tuvimos! Lo celebramos a lo grande y Max bebió todo la noche!, yo no pude claro! =S

 

Hoy, a solo tres semanas de dar a luz, Max y yo nos confesamos que el miedo por la salud de este bebe no se nos ha quitado y como cualquier padre no se nos quitará!. Aun en nuestra mente pensamos en la pequeña probabilidad que puede existir de tener un hijo con el Síndrome de Down. Pero ya no hay marcha atrás, ya no hay nada que se pueda arreglar, no hay tornillo que ajustar, venga como venga ya hemos decidió tenerlo.

 

Es por ello que mi deseo para este día de la madre es tener un hij@ sano, y si Dios me da la fortuna de tener un hijo con Síndrome de Down pues deberé enfrentar mi destino y le rogaré que me de toda la paciencia y la sabiduría para criarlo con todo mi amor. No será fácil, pero puede que sea hermoso.

 

Pero no les miento, deseo con todo mi corazón que sea sano, y solo estará en paz mi alma ó en resignación mi espíritu, cuando vea los ojos de este nuevo ser humano que traeré al mundo. Gracias a tod@s aquellos que me escucharon en esos momentos de angustia antes o después, y que rogaron por el bienestar de este bebe, como lo fueron: La Pochi (Isabel Bregante), La Tati, Karelia Espinoza, Carolina Henández, la Sra. Matilde de Hernández, Maryori Ramos, Lisbeth Bethemly, Danilda Miliani, Andrés Méndez, Deboraht Lugo, mi mamá, mi hermana Karina Geisse, mi prima Beatriz Viera, mi madrina Ines Maldonado y mi suegra Lidya Morales, que en paz descanse.

 

Hoy confieso esto y le pido a Dios, que mi único deseo en este día de la madre es, tener un hij@ sano!