Hoy me fuí de bruces. La desesperación me cegó. Grité!, le exigí a gritos respuesta alguna,»firmá!», haz lo que sea pero firma ahora!». Perdi los estribo de lo que creo siempre bien domado, yo misma.

Siento haberte gritado, sabes que no suelo hacerlo, pero la razón era bastante obvia, tanto así, que tú me comprendiste de immediato. Gracias por entender.

Si pierdo un día de ver a mi hijo, tan chiquito como esta, me muero. Irme de este país y no regresar ó quedarme y no poder viajar, me aterrorizó. Yo, la de alas blancas nunca cortadas, aunque tenga anillo en el dedo. No quiero ser una esclava de mi propi descuido, ni tan poco sentirme culpable por tu sacrificio de viajar a ayudarme. 

Gracias cariño, por el apoyo, perdón por la crisis momentánea.